domingo, 7 de noviembre de 2010

DESCENDIENTES ISLEÑOS EN CUBA

RAÚL GARCÍA ÁLVAREZ
Artículo publicado en: El Nuevo Fénix Digital

La mayoría de la población cubana vive orgullosa de llevar un apellido isleño, descendiente de los primeros canarios que llegaron a la Mayor de las Antillas en el siglo XVII.
El cronista Manuel Hernández, en su estudio Isleños en Cuba, estima que después de 1882 arribaron al continente americano más de tres millones y medio de españoles, de los cuales un tercio fue acogido por la Isla caribeña.
La mayoría se estableció en el territorio habanero, mientras otros decidieron buscar fortuna en la región central, en especial en las zonas tabacaleras (Remedios, Santa Clara y Sancti Spíritus).
En la zona más oriental la presencia canaria fue escasa, con excepción de Camagüey (antigua Puerto Príncipe, villa fundada en 1514 por los españoles), donde benefició el desarrollo ganadero.
Datos de la época revelan además que, en la primera mitad del XVIII, cerca del 50 por ciento de los colonizadores provenían de las islas españolas. Entre 1913 y 1914 Cuba acogía a más del 85 por ciento de quienes salieron por el puerto de La Palma.
Los emigrantes se convirtieron, en primera instancia, en el motor impulsor del desarrollo tabacalero y posteriormente de la industria azucarera.
Tienen en su historial ser promotores de la fundación de Matanzas (1693), Sagua, San Carlos de Nuevitas, Manzanillo y Santiago de las Vegas.
Para los estudiosos, el canario se integra a las labores agrícolas y crea el arquetipo cultural del "guajiro", vocablo usado para llamar a los campesinos en Cuba.
Los "guanches", gentilicio que se generalizaría para denominar a los pobladores de las Islas Canarias, llegaron a América con su devoción a la Virgen de la Candelaria, surgida en Tenerife en el siglo XIV, y sus tradiciones.
Mientras ellos se denominaban con acuerdo a donde procedían: canarii o canarios, de la Gran Canaria; gomeros, de La Gomera; maxos o majoreros, de Fuerteventura; bimbaches, de El Hierro; benahoaritas o auaitas, de La Palma.
Entre ellos, principalmente adultos, se revela un alto porcentaje de iletrados o con baja escolaridad, que viajaban en busca de una salida socioeconómica al mal endémico de crisis agrícola del terruño natal.
Es muy notable la influencia en la cultura cubana, especialmente en la décima campesina, la improvisación, el repentismo (punto guajiro), parrandas y guateques.
De descendencia canaria son importantes personalidades: nuestro Héroe Nacional José Martí (por parte de su madre, Leonor Pérez), la poetisa Luisa Pérez de Zambrana, el pianista y compositor Ernesto Lecuona y José Miguel Pérez, secretario fundador del Primer Partido Comunista de Cuba en 1925.
Actualmente la mayor cantidad de descendientes y de isleños natos podemos encontrarlos en la zona central del país, principalmente en la población de Cabaiguán, Taguasco y Zaza del Medio, en la provincia de Sancti Spíritus.
Cabaiguán fue uno de los lugares apetecibles para la emigración por las tierras y el progreso que llegó con la inauguración del ferrocarril central a inicios del siglo pasado.
Por estas razones hoy el 80 por ciento de los habitantes de este municipio espirituano son fundamentalmente de origen canario.
Danza isleña
En Cuba la danza isleña, durante los primeros años del siglo XX, resumió en su esencia la nostalgia por la tierra canaria.
La Danza Isleña de Taguasco fue creada en octubre de 1917, en la Zona de los Limpios por el inmigrante Manuel Pérez Sánchez "Marrano".
Es una de las dos agrupaciones portadoras de las tradiciones danzarías canarias en la provincia espirituana y única de su tipo en el país.
Los ataviados artistas ?"hombres y mujeres- se hacen acompañar por una banda de música formada por acordeón, bombo, redoblantes, platillos, trompetas y panderetas, entre otros instrumentos tradicionales.
En sus inicios presentó características guerreras, y ese estilo marcial trascendió y llegó hasta la actualidad.
Los cabaiguanenses también conservan las tradiciones de sus antepasados como muestra de la fusión cultural: la Danza Portadora de Pozas.
El nombre indica que este pequeño barrio sirvió de asiento a sus nacionales, quienes se dedicaron a los trabajos más rudos de la cosecha tabacalera.
Esta agrupación artística fue creada por José Garcés (1933) para estar presente en las festividades de Santa Lucía al concluir la cosecha tabacalera; según la prensa de la época, la sonoridad isleña impresionó.

NOTA DE LOS AUTORES DEL BLOG:
Curiosa y paradójicamente el término "Isleño" está referido en nuestra querida Cuba a los canarios o naturales de las Islas Canarias.
Amén que los cubanos o de otras islas tengan la naturaleza isleña o que incluso sean clasificados de manera diferente a los españoles que suelen denominar como "gallegos.


ENLACES RELACIONADOS:

EMIGRACIÓN CANARIA A CUBA. HISTORIAS DE TRAGEDIAS.

HISTORIA DE MUJERES EMIGRANTES


jueves, 8 de julio de 2010

ENSALADA DE AGUACATES Y PAPAYA CON LANGOSTINOS


Para los calores, algo sencillito y, sobre todo, fresco y ligero.

Ingredientes

2 aguacates maduro
1 papaya pequeña
1/2 k de langostino
1 cogollo de lechuga
1 cebolleta
Aceite de oliva
Vinagre
Sal

Procedimiento

Cocer los langostinos en agua hirviendo con sal durante 1 minuto, contando desde que el agua comienza a hervir después de incorporarlos al agua; sacarlos y enfriarlos en agua con hielo y sal; colarlos y reservar. Cortar los aguacates por la mitad, extraer las pipas, pelarlos y cortarlos en rebanaditas. Cortar la papaya por la mitad en sentido longitudinal, extraer las pipitas, pelarla y trocearla al gusto. Lavar la lechuga, escurrirla bien y cortarla en juliana.

Pelar los langostinos y montar los platos con la ensalada, alternando todos los ingredientes de forma decorativa.

Mezclar en un cuenco el aceite, el vinagre y la sal, repartir sobre la ensalada y servir con mayonesa.


martes, 4 de agosto de 2009

MARÍA HERMENEGILDA DE GUISLA LARREA (1751-1832)

EUGENIO EGEA MOLINA


Activista y defensora de la independencia peruana, miembro de la nobleza criolla, hija de padre canario, con fuerte vinculación familiar en las Islas.
Condecorada con la Orden del Sol por el Libertador José de San Martín.

María Hermenegilda, IV marquesa de Guisla-Ghiselín, nació en Lima el 3 de abril de 1751; hija del palmero Domingo Vicente Guisla Boot y de la limeña Isabel de Larrea Riaño.
Su padre, Domingo de Guisla (Sta. Cruz de La Palma, 1696-Lima,1755), fue capitán de milicias y alcaide del Castillo de San Miguel en su isla natal de La Palma, y posteriormente incorporado al Ejército de Andalucía. Fue Corregidor y Justicia Mayor en Perú.
Domingo de Guisla contrajo matrimonio con Isabel Larrea Riaño (Lima, 1746), fundando su hogar en la capital peruana, donde nació Mª Hermenegilda y sus hermanos Juan y María.
Contrae matrimonio con su primo hermano Carlos José de Guisla Boot Salazar de Frías (Sta. Cruz de la Palma, 1723) II marqués de Guisla-Ghiselín. Hijo de ambos fue Juan de Lino de Guisla y Guisla Boot (1778-1815), III marqués de Guisla-Ghiselín, capitán de caballería de la tropas peruanas. Al morir tempranamente y sin descendencia, su madre se convierte en titular del marquesado.
Estuvo casada en segundas nupcias con Lucas de Vergara Pardo de Rosas, último Conde de la Granja, quedando viuda en 1812.
Mª Hermenegilda, ya anciana, alentaba a los jóvenes en la causa independentista, cediendo su casa por las noches para reuniones conspirativas. Su edad y su estatus social le servían para no levantar sospechas, recogiendo información que transmitía a los insurgentes. En su domicilio se planeó la conspiración de José de la Riva y Francisco de Paula Quiroz.
En estos cometidos era ayudada por su sobrina Mª Simona de Guisla y Vegara.
El General San Martín, en 1822, le reconoció personalmente los servicios a favor de la independencia con la Orden del Sol y el pago de 50.000 pesos, cantidad que probablemente aportó para financiar insurrección.
Fallece en Lima en el año 1832.

Ver: Apellidos flamencos en Canarias

orcid.org/0000-0002-9433-6298 
 


sábado, 6 de junio de 2009

ACERINA Y TANAUSU

Se escuchó su voz,
dicen algunos.
-¡Vacaguaré!-, grito el mencey,
prefiriendo morir a ser cautivo.
Y se negó a comer
para llegar más pronto
a su destino.

Sería el último rey
de aquella isla, de Aceró,
en La Palma canaria sacudida
por la fuerza imperial
de aquellas huestes
de la Castilla dominante
y expansiva.

Y la mujer cuyo amor
le había ganado
a un pedazo de cielo, Mayantigo,
con el mismo grito,
desafiando suerte,
eligió también la muerte
por camino.

Y echose a la tumba
estando viva,
arropada con pieles, Acerina,
la de los ojos negros,
la de palmera sangre,
que encuevada hacia la muerte
honró la vida.

Y murió Tanausú,
murió Acerina
feneció la libertad en esos días
pero aquel “vacaguaré”
-¡quiero morir!- , la muerte digna,
impregnó el alma toda
de la isla…

Él murió de honor,
maldiciendo a la traición
por su ignominia.
Ella ofrendó al amor
el tributo pleno de la vida;
y trocaron en leyenda del dolor,
la virtud y la injusticia.

Gentileza de su autor: Jorge Eduardo Padula Perkins Licenciado en Periodismo Quilmes, Buenos Aires, Argentina