Salto con regatón muerto |
Los aborígenes que no conocían el metal
usaban puntas de cuernos o simplemente afilando la madera, dándole a uno de los
extremos de la vara una forma cónica. Los herreros facturan una punta de hierro
o acero que encaban en el garrote.
Los aborígenes que no conocían el metal
usaban puntas de cuernos o simplemente afilando la madera, dándole a uno de los
extremos de la vara una forma cónica. Los herreros facturan una punta de hierro
o acero que encaban en el garrote.
Las maderas de pino canario eran las
usadas antaño. Hoy se prefieren de riga
o haya, que llegan a alcanzar hasta 4 metros , como las lanzas palmeras usadas en la Caldera de Taburiente, con
las que el saltador puede brincar al vacío ciñéndose al garrote, eligiendo con
puntería el lugar preciso donde clavar la punta del regatón y apurar la frenada.
En la actualidad, los ganados de cabras y
ovejas casi viven en régimen de hospedaje (ganadería estabulada) y la función
primigenia de acceder a riscos y talayones, conduciendo los rebaños o
recogiendo cualquier cabra entaliscada se ha reducido. Sin embargo, su
primitivo uso se conserva aún en apañadas y trashumancias para conducirlos a
goros, gambuesas o establos con los cambios de estación.
Gracias a un puñado de enamorados (también
un tipo de salto lleva este calificativo) que han escuchado a los poseedores de
esta sabiduría se ha conseguido que la traditio, se entregue a las jóvenes generaciones y con ellas sus
costumbres, destrezas y un
conocimiento global de la cultura de pastoreo
canario. En Gran Canaria descollaron núcleos de saltadores en Mogán por el sur,
o como los Guedes por el Este, o por la
D. José Suárez, Pepito el del Risco, preparando el salto. Horgazales, Gran Canaria. |
banda oeste en Tasartico, Tasarte , la Aldea o el Risco de Agaete.
Hoy los jóvenes practican el salto como
una actividad de ocio pero no desligada de la carga cultural que atesora. Existen ya colectivos, las jurrias, que tienen naturaleza de asociaciones, inscritas por lo
común en la Federación de Salto del Pastor Canario. Los amigos de la navegación, mas no por ello
enemigos de los andares tierra adentro, pueden encontrar un puñado de portales
y blogs de estas jurrias, con sus
contactos, videos y fotos. Si usted no es aficionado a las nuevas tecnologías,
podrá acercarse al libro de Talio
Noda y Ulises Castro, Salto
del Pastor, que editó el Cabildo Insular de Gran Canaria en 1990, pero
cuidado no se acerque demasiado los saltos son de vértigo.
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