miércoles, 26 de diciembre de 2007

LA ISLA DE SAN BORONDÓN


EUGENIO EGEA MOLINA

San Borondón es la isla canaria mágica, una leyenda de siglos que nos habla de su aparición y desaparición.
Fue tal su relevancia que en los siglos XVI, XVII y XVIII se organizaron expediciones para conquistarla.
Se la ha denominado, además, como la Nom Trubada, la Encubierta, la Inaccesible, la Perdida o la Encantada. Abundando cantidad de mapas que a través de los tiempos la han representado.

Su nombre se debe al monje evangelizador irlandés Brandán de Comfert (San Borondón) que fue protagonista de los relatos de navegación de la cultura celta en el medievo. La leyenda de su viaje se extendió por toda Europa, en la que Brandán partió en barco con 17 monjes buscando el paraíso terrenal (año 516 d.C.). Después de una larga travesía, llegó a un mar lleno de islas; contándose que los monjes celebraron una misa en lo que resultó ser una ballena, creándose la creencia de una isla errante en el Océano Atlántico.

Más allá, incluso aparecen localizaciones y descripciones de la isla de San Borondón. La situan a 550 kms. en dirección oeste-noroeste de la isla del Hierro o 220 Kms. en dirección oeste-suroeste de la Palma; incluso en medio de las islas de La Palma, La Gomera y el Hierro. Mediría unos 480 kms. de largo y 155 Kms. de ancho, formando una cavidad en la que sobresalen dos montañas.

Algunos explican su aparición por la acumulación de nubes que producirían una especie de espejismo.

En el folklore canario, Los Sabandeños le dedican una canción:
Era la encantada
que “despareció”.
La negra ballena
del diablo mayor
con los siete obispos
y el santo santón.


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