EUGENIO EGEA MOLINA
Hombre multifacético: abogado, presbístero, militar; destacado escritor y orador.
Máximo exponente literario del Bárroco en Canarias.
Bienhechor e impulsor de las fiestas lustrales palmeras.
En Sta. Cruz de la Palma (Islas Canarias), tuvo lugar su nacimiento el 16 de junio de 1632. Hijo del genovés Juan Ángel Poggio Castilla, trasladado a La Palma donde ejerció como juez subdelegado de Indias y oficial de las milicias provinciales, y de la palmera María Maldonado Monteverde.
Realizó sus primeros estudios en su ciudad natal, licenciándose en Leyes por la Universidad de Salamanca.
De vuelta a su isla, ejerce como abogado y es nombrado teniente de La Palma (1675), renunciando dos años más tarde –a los 45 años- para convertirse en presbítero.
Destacó en su carrera eclesiástica, con importantes cargos: Visitador General de la Gomera y el Hierro, Vicario General de La Palma (1691) y, por último, asesor letrado del Cabildo (1705). En el púlpito sobresalió como eminente orador, marcado por su elocuencia y vasta cultura.
Legó una importante obra literaria, considerado como representante del bárroco en Canarias, en el que utiliza un estilo conceptista. Su poesía lírica contiene sonetos, octavas, décimas, coplas y romances de variados temas, entre los que destacan los religiosos, amorosos, panegíricos y morales. Como poeta dramático es autor de varias Loas. Sus ‘loas sacramentales’ son auténticos ‘autos’ a la manera de Calderón de la Barca –Viera y Clavijo le llamó “el calderón canario”- compuestos para celebrar la festividad del Corpus. Cuatro de las dedicadas a la Virgen de las Nieves, conmemoran los cinco años que de traída de la Virgen a la capital de la isla; tradición y costumbre en la que tuvo un papel destacado: haciendo que cada lustro tuviera obras en honor a la Virgen de las Nieves y que en la Semana Grande no faltara teatro, danza, música y juegos.
A sus 75 años, dejó de existir en la capital palmera, el 20 de septiembre de 1707.
Reproducimos un soneto hallado entre sus papeles de su puño y letra (Tabares, 1941):
Pídeme de mi mismo el Tiempo cuenta.
Si a darla voy, la cuenta pide Tiempo;
Que quien gastó sin cuenta tanto Tiempo
¿Cómo dará sin Tiempo tanta cuenta?
Pídeme de mi mismo el Tiempo cuenta.
Si a darla voy, la cuenta pide Tiempo;
Que quien gastó sin cuenta tanto Tiempo
¿Cómo dará sin Tiempo tanta cuenta?
Tomar no quiere el Tiempo, Tiempo en cuenta
Porque la cuenta no se hizo Tiempo;
Que el Tiempo recibirá en cuenta el Tiempo
Si en la cuenta del Tiempo hubiera Tiempo.
Porque la cuenta no se hizo Tiempo;
Que el Tiempo recibirá en cuenta el Tiempo
Si en la cuenta del Tiempo hubiera Tiempo.
¿Qué cuenta ha de bastar a tanto Tiempo?
¿Qué Tiempo ha de bastar a tanta cuenta?
Que a quien sin cuenta vive, falta Tiempo.
¿Qué Tiempo ha de bastar a tanta cuenta?
Que a quien sin cuenta vive, falta Tiempo.
Y estoy sin tener Tiempo y tener cuenta
Sabiendo que he de dar cuenta del Tiempo.
Y ha de llegar el Tiempo de la cuenta.
Sabiendo que he de dar cuenta del Tiempo.
Y ha de llegar el Tiempo de la cuenta.
Foto: Ermita de Ntra. Sra. de la Candelaria en Mirca (Sta. Cruz de la Palma).
Juan Bautista fue patrono de la misma, concediéndole el papa Inocencio IV el privilegio de tener oratorio privado.
FUENTES:
- TABARES DE NAVA, TOMÁS. Apuntes para la Historia de los Poggio. Imprenta Católica, Sta. Cruz de Tenerife 1941.
- VARIOS. Palmeros célebres
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