EUGENIO EGEA MOLINA
orcid.org/0000-0002-9433-6298
Los belenes o nacimientos, son elementos tradicionales en la Navidad canaria. Antiguamente, y no hace tanto, cada hogar acogía verdaderas obras de arte que se hacían y preparaban con mucho mimo. Hoy, el árbol de navidad, le ha desplazado y convive al menos con un portal que contiene las figuras centrales.
Acerca del origen de los nacimientos, habría que remontarse a la Italia del siglo XIV donde se exponían en algunas iglesias. Su expansión se produce entre los siglos XVII y XVIII en el orbe de influencia católica; entre ellos España, y por supuesto, Canarias.
Históricamente, la preparación de nuestros belenes, comenzaba el 13 de diciembre, festividad de Sta. Lucía. En ese día se comenzaba con la siembra de trigo, alpiste y granos en pequeños recipientes, hasta que brotaban aproximadamente en los días posteriores (10-12); esto parece costumbre traída de la Madeira (ALZOLA, 1982).
En las figuras sobresalían sus indumentarias, la arquitectura popular, escenas de la vida cotidiana; alejado del tiempo y las tierras en que se produjo este evento. Asimismo, se colocaba el portal, las casas, desierto, cuevas, barrancos, montañas y riscos realizados de corcho, piedras, arena. Se recubrían con musgo, veroles, helechos (desaconsejable y antiecológico por la deforestación y urbanización que padecemos) y las semillas plantadas. Lo último en colocar era la figura del Niño Jesús, así que durante varios días permanecía todo montado a falta del mismo; este se ponía el 25 de diciembre, conmemoración de su nacimiento.
Aún recuerdo, en los inicios de los años 70, salir con mis primos a arrancar el corcho de los alcornoques en el Castaño y Osorio (Teror) (hoy prohibido y protegidos); así como recorrer las montañas de el Álamo a coger musgo y helechos. Hoy, existen imitaciones comerciales de estos, no siendo necesario destrozar estas plantas.
Con posterioridad, empezabamos con una laboriosa actividad para realizar todo el montaje del belenístico: hacer montañas, ríos, campos, cuevas y desierto; colocar las casas y las figuras… En fin, con muchas ganas y paciencia.
Aquello lo recuerdo, desde mi mentalidad infantil, con nostalgia: era trascender la realidad e iniciar algo que hacíamos conjuntamente con exagerada ilusión.
Por tanto, remontándonos al principio, el trece de diciembre significaba el pistoletazo de salida de la Navidad en Canarias y, según José Miguel Alzola (1982), se recitaba: El trece de diciembre es santa Lucía,/menguan las noches/crecen los días/.
En la actualidad, el belenismo hoy mantiene su arraigo profundo. Encontrándose estas obras por todos los rincones isleños, realizadas con arte y cariño. Son expuestos en muchos espacios públicos: plazas, iglesias, centros comerciales…
En los últimos años, han aparecido belenes inmensos con todo tipo de detalles sobre nuestras islas, donde se reproducen magistralmente localidades isleñas: con sus personajes con vestimenta típica, arquitectura popular, la vida diaria monumentos naturales y artificiales de Canarias… También otra de las inspiraciones han sido los aborígenes. Así tenemos como transformación y adaptación el belén canario tradicional y el aborigen.
Muchos artistas se han agrupado en asociaciones de belenistas y se han diseñado rutas organizadas para visitar los nacimientos.
Como variante, en la playa de Las Canteras se realiza un monumental y artístico belén realizado con arena. En ella intervienen diferentes artistas internacionales, incluso se introducen las nuevas tecnologías: nuevos tiempos con nuevas formas, incorporadas a la tradición.
También en Canarias destacan los múltiples belenes vivientes que se representan en muchas localidades, como en Tigaiga (Los Realejos), Sardina de Gáldar o Casa Pastores.
En fin, los belenes se han constituido en una tradición que se ha hecho propia y se transmite dentro del legado cultural de los canarios, como forma de exteriorizar su significado de la Navidad.
Referencia:
- Alzola, José M. La navidad en Gran Canaria. Cabildo de Gran Canaria. Las Palmas de Gran Canaria, 1982.
Fotos: belén canario de Cristina López y Eugenio Egea
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Los belenes o nacimientos, son elementos tradicionales en la Navidad canaria. Antiguamente, y no hace tanto, cada hogar acogía verdaderas obras de arte que se hacían y preparaban con mucho mimo. Hoy, el árbol de navidad, le ha desplazado y convive al menos con un portal que contiene las figuras centrales.
Acerca del origen de los nacimientos, habría que remontarse a la Italia del siglo XIV donde se exponían en algunas iglesias. Su expansión se produce entre los siglos XVII y XVIII en el orbe de influencia católica; entre ellos España, y por supuesto, Canarias.
Históricamente, la preparación de nuestros belenes, comenzaba el 13 de diciembre, festividad de Sta. Lucía. En ese día se comenzaba con la siembra de trigo, alpiste y granos en pequeños recipientes, hasta que brotaban aproximadamente en los días posteriores (10-12); esto parece costumbre traída de la Madeira (ALZOLA, 1982).
En las figuras sobresalían sus indumentarias, la arquitectura popular, escenas de la vida cotidiana; alejado del tiempo y las tierras en que se produjo este evento. Asimismo, se colocaba el portal, las casas, desierto, cuevas, barrancos, montañas y riscos realizados de corcho, piedras, arena. Se recubrían con musgo, veroles, helechos (desaconsejable y antiecológico por la deforestación y urbanización que padecemos) y las semillas plantadas. Lo último en colocar era la figura del Niño Jesús, así que durante varios días permanecía todo montado a falta del mismo; este se ponía el 25 de diciembre, conmemoración de su nacimiento.
Aún recuerdo, en los inicios de los años 70, salir con mis primos a arrancar el corcho de los alcornoques en el Castaño y Osorio (Teror) (hoy prohibido y protegidos); así como recorrer las montañas de el Álamo a coger musgo y helechos. Hoy, existen imitaciones comerciales de estos, no siendo necesario destrozar estas plantas.
Con posterioridad, empezabamos con una laboriosa actividad para realizar todo el montaje del belenístico: hacer montañas, ríos, campos, cuevas y desierto; colocar las casas y las figuras… En fin, con muchas ganas y paciencia.
Aquello lo recuerdo, desde mi mentalidad infantil, con nostalgia: era trascender la realidad e iniciar algo que hacíamos conjuntamente con exagerada ilusión.
Por tanto, remontándonos al principio, el trece de diciembre significaba el pistoletazo de salida de la Navidad en Canarias y, según José Miguel Alzola (1982), se recitaba: El trece de diciembre es santa Lucía,/menguan las noches/crecen los días/.
En la actualidad, el belenismo hoy mantiene su arraigo profundo. Encontrándose estas obras por todos los rincones isleños, realizadas con arte y cariño. Son expuestos en muchos espacios públicos: plazas, iglesias, centros comerciales…
En los últimos años, han aparecido belenes inmensos con todo tipo de detalles sobre nuestras islas, donde se reproducen magistralmente localidades isleñas: con sus personajes con vestimenta típica, arquitectura popular, la vida diaria monumentos naturales y artificiales de Canarias… También otra de las inspiraciones han sido los aborígenes. Así tenemos como transformación y adaptación el belén canario tradicional y el aborigen.
Muchos artistas se han agrupado en asociaciones de belenistas y se han diseñado rutas organizadas para visitar los nacimientos.
Como variante, en la playa de Las Canteras se realiza un monumental y artístico belén realizado con arena. En ella intervienen diferentes artistas internacionales, incluso se introducen las nuevas tecnologías: nuevos tiempos con nuevas formas, incorporadas a la tradición.
También en Canarias destacan los múltiples belenes vivientes que se representan en muchas localidades, como en Tigaiga (Los Realejos), Sardina de Gáldar o Casa Pastores.
En fin, los belenes se han constituido en una tradición que se ha hecho propia y se transmite dentro del legado cultural de los canarios, como forma de exteriorizar su significado de la Navidad.
Referencia:
- Alzola, José M. La navidad en Gran Canaria. Cabildo de Gran Canaria. Las Palmas de Gran Canaria, 1982.
Fotos: belén canario de Cristina López y Eugenio Egea
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