EUGENIO EGEA MOLINA
El Garoé fue el Árbol Sagrado de los Bimbaches (aborígenes de El Hierro). Abreu y Galindo relató haberlo visto, y Fray Bartolomé de las Casas lo describe en su Historia de las Indias: "En lo alto de este árbol siempre hay una nubecilla y el Garoé deja caer unas gotas de agua que los hombres encauzan hacia un modesta fuente; gracias a ella, viven, durante los periodos de sequía extrema, seres humanos y animales...
Entre la realidad y la leyenda, se cuenta que durante la conquista española, había una gran sequía en la isla. Los conquistadores se extrañaban que los bimbaches no la padecieran.
La hija del rey aborigen se enamoró de uno de los conquistadores, revelándole el secreto del Garoé, de dónde los aborígenes obtenían el agua.
Los españoles tomaron el Árbol Sagrado, prohibiendo el acceso a los bimbaches. Por su parte, los aborígenes apresaron a la princesa por haber traicionado a su pueblo, siendo ajusticiada por ello.
El Garoé lo destruyó un huracán en el año 1610, plantándose en 1949 un nuevo ejemplar que actualmente tiene unos 10 metros de altura. El fenómeno de proveer de agua se produce por la situación elevada, donde descargan los vientos alisios, con lo que el agua de las nubes (niebla) se condensa en sus ramas y se produce el fenómeno denominado lluvia horizontal.
Este símbolo ha quedado en la conciencia de los herreños y de todos los canarios. El Garoé simboliza la necesidad de armonía con la Naturaleza, capaz de proveer de lo más elemental, demás de la salvación ante el peligro y la escasez.
El Árbol Sagrado se encuentra representado en el escudo de El Hierro.
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