CRISTINA LÓPEZ-TREJO DÍAZ https://orcid.org/0000-0003-4409-9260
EUGENIO EGEA MOLINA orcid.org/0000-0002-9433-6298
Hoy en día, el español nacido en la década de los setenta del pasado siglo apenas conoce la historia de un país llamado Guinea Ecuatorial, el resto lo ha archivado en una carpeta cerrada de su memoria. Tan solo la ficción del cine nos acercó a sus últimos días de colonización con la película “Palmeras en la nieve”, rodada en gran parte, en la Finca de Osorio de Teror (Gran Canaria).
La razón por la que hemos querido hablar de Guinea se debe a una caja muy antigua, la típica caja de madera que conservamos de los abuelos. Un día ordenando las fotos y cartas de su contenido, nos llamó la atención una de un guineano. Sus palabras emanaban un cariño muy especial. Había estado en Canarias en los años de 1950. Vino a estudiar teología en el seminario de La Laguna para luego ordenarse. En algún momento conoció a nuestros abuelos, estrechando un vínculo de cariño entre ambas partes. Clemente Mpenda un día se atrevió a embarcar hacia unas islas donde reinaba la amabilidad. Decidimos rebuscar en la caja y encontramos más cartas. La curiosidad por conocer sobre él, hizo que investigáramos a fondo sobre los aconteceres de su país en aquellos años, sobre la vida de Mpenda, sobre su padre. Hoy solo hablaremos sobre cómo llegó a las Islas haciendo un ligero esbozo de los religiosos de su época y sus circunstancias en una colonia africana que España mantuvo durante algún tiempo. En 1956 tras cinco años de estancia, el nuevo sacerdote desde la popa del barco veía como se iba alejando de aquel lugar tranquilo y amable para regresar a su Guinea natal donde ya se vislumbraba la incomodidad del nativo ante el colonizador.